06 noviembre, 2011

Educación del caracter y de los sentimientos

El pasado viernes 4 de noviembre Alfonso Aguiló estuvo presente en Anciles, tal y como había anunciado. El esperado conferenciante es director de Tajamar (Madrid, España). Ingeniero de caminos (Madrid, 1983), dirige el portal interrogantes.net y desde 1991 es Vicepresidente del Instituto Europeo de Estudios de la Educación (IEEE). Es autor de numerosas publicaciones, entre las que se cuentan más de una decena de exitosos títulos en torno a temas de educación y formación en valores.

Alfonso Aguiló llenó la sala de estar de Anciles

Abordó en su intervención la “Educación del carácter y de los sentimientos”. Aprender a educar los sentimientos sigue siendo hoy una de las grandes tareas pendientes. Muchas veces se olvida que los sentimientos son una poderosa realidad humana; y que –para bien o para mal– son habitualmente lo que con más fuerza nos impulsa o nos retrae en nuestro actuar.

Continuando con su intervención defendió que la educación de los sentimientos sigue siendo hoy una de las grandes tareas pendientes. Unas veces, por la confusa impresión de que los sentimientos son algo oscuro y misterioso, poco racional, y casi ajeno a nuestro control. Otras, porque se confunde sentimiento con sentimentalismo o sensiblería. Y siempre, porque la educación afectiva es una tarea difícil, que requiere mucho discernimiento y mucha constancia (aunque esto no debería sorprendernos, pues nada valioso ha solido ser fácil de alcanzar).

En su exposición mostró la evidente relación entre educación sentimental y virtudes.  Cada estilo sentimental favorece unas acciones y entorpece otras. Por tanto, cada estilo sentimental favorece o entorpece una vida psicológicamente sana, y favorece o entorpece la práctica de las virtudes o valores que deseamos alcanzar. No puede olvidarse que la envidia, el egoísmo, la agresividad, o la pereza, son ciertamente carencias de virtud, pero también son carencias de la adecuada educación de los sentimientos que favorecen o entorpecen esa virtud. La práctica de las virtudes favorece la educación del corazón, y viceversa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario