27 noviembre, 2011

¿Cómo facilitar la amistad de los jóvenes?


Algunas circunstancias dificultan a los jóvenes el hacer amigos: la timidez, el empezar estudios en una Facultad, el cambio de residencia, los horarios de las clases, etc.

Cada uno es como es y, por nuestra forma de ser, puede costarnos más el hacer amigos. Sería contraproducente disimular nuestra forma de ser. Tal vez lo consigamos al principio, pero no vamos a lograr enmascarar nuestra dificultad eternamente.

Hemos de convencernos de que tal como somos podemos tener un montón de amigos. No viene nada mal tener confianza en nosotros mismos para dar el primer paso. Si sintonizamos, bien, si no, no pasa nada. Habrá que hacer lo posible para retirar los obstáculos para una buena comunicación.

Abrirse a otros ambientes


Para conocer gente hay que moverse en distintos ambiente. Donde no conseguiremos amigos es en nuestra propia casa. Los amigos los podremos encontrar en diferentes ambientes y cuantos más tengamos mejor.

Si tenemos dificultades para conocer a otras personas en los lugares en los que nos movemos, deberíamos abrirnos a otros. Cuanto mejor sea el ambiente en el que estamos, más valiosas serán las amistades que encontraremos. Podemos apuntarnos a algunas actividades de la Universidad, a alguna asociación cultural, deportiva, de voluntariado, a algún curso, etc.

La primera impresión


El primer encuentro con otra persona es muy importante, aunque la primera impresión puede ser equivocada. A veces juzgamos demasiado rápido a una persona o nos dejamos influir por opiniones ajenas. De esta forma podemos desperdiciar ocasiones de conocer mejor a una persona.

No existen normas fijas en el primer contacto. Lo mejor es actuar con naturalidad, como cada uno es. Las primeras conversaciones son de contacto sobre temas cercanos: ¿Qué estudia? ¿De dónde es? ¿Tiene amigos cercanos?. Así nos iremos animando a hablar cada vez más. En poco tiempo esa persona habrá pasado de ser un conocido y vislumbraremos una verdadera amistad.

A veces se puede estropear una naciente amistad por hacer preguntas comprometidas. La vida privada no es un tema para tratar al principio. El futuro amigo tendrá una buena impresión si comprueba que respetamos ciertos temas. Una regla que nos ayudará para que nuestras preguntas no sean inconvenientes es que sean siempre abiertas. Es decir, que las respuestas puedan ser amplias y variadas, que no sean preguntas para contestar sí o no. Se pueden formular con el ¿Qué? o el ¿Cómo?. Evitaremos usar el ¿Por qué? ya que este tipo de preguntas suelen ser muy intrusivas.

Escuchar


El procurar escuchar de forma activa a nuestros amigos favorece la empatía y la relación personal. No se trata de una actitud fingida, sino de una verdadera preocupación por la otra persona. Puede ayudar el reafirmar las frases de nuestro interlocutor, el asentir con gestos, el mirar a la otra persona, el no bostezar, no interrumpir, el preguntar.

En las primeras conversaciones es mejor no dar consejos o sugerencias, porque se pueden entender como un intromisión.

Compartir y hablar


Saber hablar tiene mucha importancia. En la conversación se manifiesta nuestra personalidad. Hemos de procurar no tener una postura tajante en nuestros razonamientos, al principio de la amistad. Intentaremos buscar puntos de coincidencia y aficiones comunes en vez de discutir desde el principio nuestras posturas.

Lo más característico de la amistad es la reciprocidad y la confianza mutua. El manifestar nuestros problemas, ilusiones y éxitos favorecerá la apertura de la otra persona y la intimidad propia de la amistad.

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