16 diciembre, 2015

Trekking Familiar y belén de cumbres

Cada año el Trekking Familiar Anciles busca en diciembre una cumbre asequible para poner el tradicional belén de cumbres o belén montañero. La idea es poner un nacimiento en la montaña, que se queda allí, y cantar villancicos para celebrar la Navidad. Este año elegimos el pueblo de Ocejo de la Peña y un pico cercano: el Campriondo. El pueblo está situado al fondo de un valle estrecho por el que discurre el río de La Duerna.

Los participantes en la excursión. El cámara no sale, claro.
Cuando llegamos al pueblo, el encargado de traer el belén se da cuenta de que se lo ha dejado en casa. ¡Vaya chasco, preparamos un belén de cumbres y vamos sin el belén! El caso es disfrutar de la montaña. Iniciamos la marcha por un camino forestal que remonta el arroyo (no se le puede llamar río) que discurre por el fondo del valle. Después de caminar un rato, cruzamos un pequeño puente y el camino sigue hacia el sur. Pronto llegamos a un collado donde el camino se divide: a la izquierda llegaríamos hasta Ferreras del Puerto, a menos de un kilómetro. Nosotros seguimos hacia la derecha, hacia el Campriondo, que ahora aparece a nuestra vista cubierto de nubes.
Un alto en el camino. Al fondo, entre las nubes, el Campriondo.
Poco después Jose María toma con los peques un atajo directo hacia la cumbre. Los mayores seguimos el camino fácil. En algunos momentos pisamos bastante barro. Después de un rato el camino empieza a bajar poco a poco y más tarde se aparta de la cumbre. Tenemos que dejar el camino ancho y buscar una senda para enlazar con el camino de vuelta y encontrar el punto más sencillo para subir a la cumbre.

Durante un rato tenemos que ir caminando entre escobas y espinos que hacen incómodo el camino. Por momentos la senda se pierde y hay que buscar con cuidado. Tras algunos momentos de incertidumbre salimos del monte bajo y llegamos a una zona de praderas. Desde allí giramos al norte y nos dirigimos hacia la cumbre. Al poco de pisar las primeras rocas vemos por encima de nosotros a José María con los chicos. Tenían la cumbre cerca, pero al estar cubierta de nubes se quedaron esperándonos en la ladera sur.
Después de comer, antes de emprender la marcha. La niebla está bajando.
Tras reunirnos, buscamos un lugar adecuado para comer al refugio del viento frío que sopla frío. Mientras comemos, Javier se anima a tallar con su navaja unas figuras para el belén que nos falta. Cuando acabamos de comer la niebla ha bajado a nuestra altura, a cincuenta metros de distancia es difícil distinguir nada. Así que, antes de que la niebla nos complique más el camino, empezamos el descenso.

Al principio el camino es claro, incluso hay hitos que lo marcan. Pero cuando llegamos a la pradera, entre las escobas, la niebla impide ver el paisaje y descubrir el camino, que en condiciones normales, es muy claro. Hay un momento de duda y desconcierto. Menos mal que el GPS nos permite localizar nuestra situación y descubrir la ruta correcta. Para alivio de todos llegamos pronto al camino. Una vez en él no hay pérdida posible, solo hay que seguirlo.
La niebla nos complicó el principio del camino.
Un rato después el camino gira hacia el oeste e iniciamos el descenso hacia Ocejo. A medida que vamos descendiendo la niebla desaparece. Ahora caminamos entre un bonito bosque de robles. Las hojas muertas dejan un camino con un color entre dorado y marrón muy chulo. El descenso es suave, pero largo. Llegamos a una pradera verde con buenas vistas, dentro de lo que nos deja la niebla. Los árboles del bosque están preciosos, sin hojas, pero con musgos y líquenes en sus ramas.

Un poco más abajo encontramos una cavidad a un lado del camino. ¡Es el lugar idóneo para poner el "belén"! Javier dibuja con bolígrafo los palos que ha tallado. Le ayuda Jaime. Finalmente quedan unas figuras estilizadas, un tanto "naif", pero que sirven perfectamente como belén de circunstancias.
Nuestro "belén de cumbres".
José María saca unos cancioneros, Blanca una pandereta y durante unos minutos cantamos villancicos. Lo de cantar... unos más que otros. En cualquier caso, hemos cumplido nuestro objetivo: una excursión familiar, un belén montañero, y villancicos. ¡Misión cumplida!

Todavía nos queda media hora de descenso hasta los coches. Ahora estamos cerca de la carretera que llega a Ocejo de la Peña. Ya en el pueblo, tenemos tiempo suficiente para buscar un "tesoro" de geocahing que hay en el pueblo. Enseguida lo descubrimos al lado de una enorme roca que hay en un alto al inicio del camino. Con esto completamos una jornada emocionante. El próximo sábado haremos otro belén de cumbres, esta vez con Jóvenes Montañeros.

Más fotos en flickr.

30 noviembre, 2015

Charla nutrición y deporte

En la tarde del viernes 13 ha tenido lugar en la sede del club una charla coloquio a cargo del Dr. D. Enrique Fernández Torres, médico especialista en medicina deportiva y actual responsable médico del equipo de balonmano Abanca-Ademar. El tema tratado fue "Nutrición en el deporte", en el que fue desglosando los principios básicos que han de tenerse en cuenta para un buen rendimiento y  mantenimiento  físico. Destacó la importancia de los horarios en los que son necesarios la ingesta de los alimentos  y de la necesaria hidratación . Terminó la charla con un coloquio ameno y enriquecedor en el que manifestó el gran papel educador de valores que puede hacer un deporte en "equipo", su trascendencia social, y el gran papel de los padres en su desarrollo.

Una parte de los asistentes a la charla sobre nutrición y deporte

12 noviembre, 2015

Trekking Familiar Villar del Puerto

  Este mes nos hemos ido con el Trekking Familiar Anciles a una zona poco explorara: Villar del Puerto, un pueblo situado entre Vegacervera y Ciñera. En un día magnífico de sol y buena temperatura, teniendo en cuenta que estamos en noviembre, nos hemos juntado algo más de veinte personas en este pequeño pueblo.

Algunos de los caminantes a la vuelta.
El camino comienza en el pueblo y sube suavemente por el valle al lado del arroyo de Villar. Caminando poco a poco llegamos hasta el refugio de San Benito. Allí hacemos una parada para tomar un aperitivo. Algunos de los peques se emocionan y suben a unas rocas cercanas.
Los pequeños explorando el monte.
 Después el camino continúa hasta llegar a Campo Valle, una pradera verde casi plana. Aquí nos dividimos en dos grupos: los aventureros, con José María al frente, subimos la Peña Castro, de 1.675 metros de altitud. El resto de la gente sigue por el Campo Valle hasta un pequeño montículo cercano, con la promesa de esperarnos para la comida.
Los aventureros en lo alto de Peña Castro. ¡Magníficas vistas!
La ascensión a la Peña del Castro es sencilla y breve. Las vistas desde arriba son magníficas: destacan al este el Correcillas y el Valle del Marqués y al oeste Peña Ubiña. Hacemos unas fotos y descendemos en busca de la comida. Las lluvias abundantes de la semana pasada hacen que encontremos muchas setas bastante grandes. La pena es que no las conocemos, y así no conviene llevárselas...
Abundantes setas en Campo Valle
Cuando llegamos a reunirnos de nuevo, comimos con tranquilidad. Algunos, más hambrientos, no esperaron. Mientras estábamos descansando vimos un grupo de gente, bastante numeroso, que pasó cerca. Venían desde las Cuevas de Valporquero y se dirigían hacia Villar del Puerto.
Los peques esperando al resto de los excursionistas.

A la vuelta nos volvimos a dividir en dos grupos, los aventureros tomamos un atajo y el resto regresó por el camino por el que habíamos llegado. Los del atajo, con José María y la mayoría de los pequeños, subimos un montículo y descendimos directamente hacia el arroyo Villar. A llegar al camino estuvimos un rato esperando al resto de la gente.
Llegan los primeros por el camino original.
Después de un rato de espera vamos viendo llegar al resto de los expedicionarios. Se han juntado con los que venían de Valporquero, que resultaron ser madrileños. Después de reunirnos todos de nuevo y descansar un poco, seguimos camino hacia el pueblo. En algunos momentos hay que cruzar el arroyo. Los más gamberros aprovechan para tirar piedras al agua y salpicar a los desprevenidos....
Salpicaduras y risas.
Cuando llegamos a los coches es todavía muy pronto, aún quedan unas horas de luz. Antes de regresar a casa, casi todos paramos en Coladilla, una pequeña población cercana. El pueblo está lleno de coches y de gente que ha acudido a la feria de la cecina de chivo en Vegacervera. Mientras tomamos un refresco algunos aprovechan para comprar embutido, queso o helados. Productos, todos ellos, de reconocido prestigio.

El próximo mes toca Belén de cumbres. ¿Dónde iremos esta vez? Más fotos en flickr.

03 noviembre, 2015

Regresamos de nuevo a Asturias

Hace tres semanas que estuvimos en Villanueva, en Asturias. Este pasado fin de semana hemos vuelto a Asturias, pero esta vez nos fuimos hasta El Llendón de la Peña, una finca cercana a Gijón y situada al borde de un precioso acantilado. Un sitio precioso.

Luis, Pelayo, Alejandro, Jaime y Houston al borde del acantilado.
Esta vez fuimos solo seis personas: Luis, Pelayo, Jaime y Alejandro, con Houston y Charly. Salimos de León con cierto retraso y llegamos a comer a Playa España. La marea estaba alta y las olas fuertes. Después de comer filmamos algunas escenas del corto que estamos haciendo titulado "La carta".

A media tarde llegamos al Llendón. Dejamos nuestras cosas en la casa y, antes de que se pusiera el sol, conseguimos filmar algunas escenas más y jugar un rato al fútbol. Antes de la cena disfrutamos de una estupenda partida de Risk, con sus consiguientes piques. Tras la cena y el rosario, ya totalmente de noche, regresamos a Playa España. Allí hicimos una hoguera, con ciertas dificultades. Houston nos contó una emocionante historia. A continuación nos fuimos hasta el camino de los contrabandistas. Allí Luis demostró que es el más valiente, claro que su hermano Pelayo también pasó la prueba sin dificultades.
Hoguera nocturna en Playa España.
A la mañana siguiente tuvimos que madrugar para asistir a la misa que a las nueve de la mañana había en el oratorio de la casa. Después de desayunar acabamos de filmar algunas escenas de la película. A mediodía nos fuimos hasta la playa de Rodiles, donde nos estaban esperando nuestros amigos del Club Juvenil Peñavera de Oviedo. Enseguida nos pusimos a jugar al fútbol con ellos. Después de un buen partido, que ganamos, casi todo el mundo se animó a bañarse. ¡Unos valientes!
Con nuestros amigos de Peñavera
Comimos en la misma playa, puesto que el día era estupendo. Después regresamos a El Llendón para jugar otro rato al fútbol, esta vez en campo de cemento. A continuación nos tocó recoger y hacer las maletas. Había que regresar a casa. A las ocho de la tarde estábamos de vuelta en León. Lo cierto es que lo pasamos muy bien y disfrutamos de un tiempo estupendo. Más fotos en flickr.

24 octubre, 2015

Trekking Familiar en el Valle del Marqués

A pesar de las previsiones pesimistas que había durante la semana, el pasado domingo tuvimos un tiempo suficientemente bueno como para hacer el trekking familiar de octubre. Algunas familias no se animaron por una previsión de tiempo incierta, así que nos juntamos poca gente en el pueblo de Correcillas para dirigirnos hasta el Valle del Marqués. Correcillas está al fondo de un valle angosto por el que se llega por una carretera muy sinuosa y estrecha. Pero es un pueblo muy bonito, con casas de piedra y calles muy empinadas.

Iniciando el camino hacia el Valle del Marqués. Al fondo, entre nubes, el pico Polvoreda.
Tomamos el camino que lleva hasta Rodillazo. El día está nublado y aunque el camino es ancho, la pendiente es fuerte. Al poco de empezar el camino, entre las faldas del pico Polvoreda, más conocido como Correcillas, vemos un rebaño de corzos. Algunos se entretienen localizando setas, bastante abundantes. Un poco más arriba encontramos un manzano silvestre cargado de frutos, pequeños, pero comestibles.

Poco a poco vamos llegando al collado de Santiago. Desde aquí subimos ya al valle del Marqués. Es la hora de comer. Localizamos un lugar tranquilo entre la pradera y las rocas y nos tomamos los bocadillos mientras descansamos. Ya casi acabando la comida empieza a llover. ¡Esto no era lo prometido! Rápidamente recogemos, nos ponemos los chubasqueros y nos dirigimos a la cueva que hay en medio del valle. Enseguida para la lluvia.
Entrando a la cueva del Valle del Marqués

Mientras algunos padres y madres esperan a la entrada de la cueva, los pequeños y los más valientes entramos a explorarla. Con algunas linternas y los móviles conseguimos iluminación suficiente para todos. En el valle del Marqués nace un pequeño arroyo que se pierde en la montaña por el interior de esta cueva para salir de nuevo en las hoces de Valdeteja. La primera cavidad de la cueva es realmente grande. Después seguimos el curso de arroyo hasta donde podemos con los medios que llevamos. La cueva se estrecha en galerías muy pequeñas. Una vez visto todo salimos de nuevo al aire libre.

Remontamos el curso del arroyo por el valle y regresamos al collado de Santiago. Desde aquí descendemos de nuevo hacia Correcillas por el mismo camino. El cielo está cubierto, pero no vuelve a llover más. Tranquilamente vamos llegando hasta los coches. Aquí termina otra interesante excursión de Trekking Familiar Anciles. Algunas fotos más en flickr.

14 octubre, 2015

Disfrutando de Asturias

Aprovechando el puente del Pilar hemos hecho la primera convivencia del curso. Nos hemos ido de nuevo a Villanueva, un pueblo de Asturias cercano a Cantabria y al mar. Salimos el sábado a mediodía, aunque algunos tuvimos que salir un poco más tarde por compromisos futbolísticos. A media tarde nos juntamos en Villanueva Marcelo, Alejandro y Jaime con Pedro, Houston y Charly. Nos distribuimos en la casa y poco después nos acercamos hasta la cueva del Pindal.

A la entrada de la cueva del Pindal
El Pindal es una cueva con pinturas rupestres situada sobre un acantilado impresionante. El sitio estaba cerrado a la hora que llegamos. Pero nuestro principal objetivo era localizar dos tesoros de geocaching cercanos. Al tratar de encontrar el primero nos metimos en una zona de monte bajo con muchos pinchos. Al cabo de un rato desistimos. Ya casi de noche nos dirigimos al segundo tesoro situado en la ruinas del Monasterio de Tina. Para esto tuvimos que recorrer un camino sencillo que se adentra en un bosque y que por la noche tiene bastante emoción. Esta vez lo encontramos sin ninguna dificultad.

Ya de vuelta a casa encendimos el fuego en la chimenea, cenamos y nos pusimos a jugar una partida al Risk. A una hora un poco avanzada nos fuimos a dormir. Algunos apenas consiguieron pegar ojo por la emoción. Y la levantada resultó un poco costosa.

El domingo, después de asistir a la Santa Misa en el pueblo, hicimos una excursión muy chula hasta el pico Jana. Solo son 607 metros de altura, más bajo que la ciudad de León, pero nos llevó dos horas de ascensión. Las vistas desde la altura son impresionantes: al norte el mar, al este Cantabria, al suroeste los Picos de Europa.
En la cumbre del Jana
Después de comer con buen apetito y disfrutar un rato de las canciones de Houston, le dedicamos una hora al estudio. El ambiente de trabajo serio resultó impresionante.

Nuestro siguiente destino fue San Vicente de la Barquera y su playa. Allí instalamos la red de vóley. Algún valiente llegó a bañarse. Mientras Marce se dedicaba a la ingeniería hidráulica otros estuvieron un buen rato disfrutando del deporte del balón. Cuando recogimos todo, ya casi era de noche.
Vóley playa.
Esa noche volvimos a jugar al Risk. Esta vez todo el mundo durmió con profundidad, el día había sido intenso. El lunes por la mañana dedicamos otra hora al estudio; la actividad más importante del club. Después tocó recoger todo y dejar la casa limpia y bien cerrada. El día amaneció lluvioso, como bien habían pronosticado. Hasta entonces habíamos disfrutado de un tiempo estupendo con una temperatura envidiable. Llegamos a casa para comer. Hemos disfrutado de un par de días estupendos en Asturias.

Más fotos en flickr.

28 septiembre, 2015

Jóvenes Montañeros en el pico Tres Concejos

En Anciles nos encantan las excursiones. Además en la provincia de León tenemos una variedad enorme de parajes montañosos. Así todos los meses procuramos hacer una excursión familiar y otra excursión con los peques. Esta última ha recibido el nombre de Club de Jóvenes Montañeros y todos los meses procuramos hacer una excursión. Suelen ser excursiones sencillas a algún monte asequible para los más pequeños.

Pelayo, Jaime, Houston, Alejandro, José María y Luis.
En septiembre quisimos comenzar con una excursión un poco más fuerte, por aquello de que todavía hace buen tiempo. Nuestro objetivo fue el pico Tres Concejos, con 2.014 metros de altura, recibe este nombre por ser frontera entre los concejos asturianos de Aller y Lena y el leonés de Villamanín. Esta vez vienen los hermanos Luis y Pelayo, Jaime y Alejandro con tres mayores: José María, Houston y Charly.

El camino se inicia en el pueblo de Pendilla, situado a 1.335 metros de altura. Desde este pueblo tomamos el camino de la Carisa, una antigua ruta romana ya casi perdida. El camino es ancho y sencillo y poco a poco nos va subiendo hasta el collado de Propinde, a 1.582 metros de altura. En este collado un cartel explica un castro antiguo, pero no vemos nada. Ya habíamos estado aquí mismo en enero (aquí puedes ver las fotos), pero esta vez no hay nieve.
Desde lo alto las vistas son impresionantes. Luis, Alejandro y Pelayo.
A partir de este punto nos adentramos en Asturias. El día está despejado, pero en Asturias, a lo lejos, vemos un mar de nubes. El camino sigue un rato casi llano, hasta llegar a una zona verde con una casa de pastores. Aquí paramos un poco para tomar fuerzas. Ya teníamos hambre, pero decidimos llegar a lo alto del cordal para comer.

Ahora la ascensión sigue por una senda muy estrecha y más pendiente entre piornos y arándanos. A eso de las dos y media llegamos a una pradera verde desde la que tenemos unas vistas magníficas. Allí paramos a comer. Se estaba muy bien.
Luis y Pelayo. Al fondo la loma redondeada del Tres Concejos.
La cima parece estar muy cerca. Solo es cuestión de seguir el camino hasta la loma de la cima. Reanudamos la marcha. El camino es relativamente suave y sencillo. Pero, como ocurre con frecuencia en la montaña, la cima está más lejos de lo que parece. Un esfuerzo más y la cumbre es nuestra. ¡Conseguimos llegar todos! Subir una cumbre de más de 2.000 metros da derecho al carné de Joven Montañero. De los presentes solo Pelayo lo tiene. Destacamos a Luis, que es el más joven en la historia del Club en subir un pico de dos mi metros.
Todos en la cumbre. A Jaime le ha asustado una avispa.
Después de descansar y reponer energías en la cumbre, emprendemos el descenso. Aunque el descenso es más sencillo, también supone cierto esfuerzo. Y algunos llevan las fuerzas bastante mermadas. No en vano desde Pendilla hasta la cumbre hemos recorrido siete kilómetros y medio. Entre ida y vuelta acabamos recorriendo 15 kilómetros y salvando un desnivel de casi 700 metros.

Durante el descenso por la parte asturiana de la ruta, observamos cómo el aire húmedo procedente del Cantábrico choca contra la montaña y se elevan formando nubes densas. Esto es el llamado efecto Foehn. Cerca del collado las nubes llegan a rodearnos.
Luis, Alejandro y Pelayo entre las nubes en el Collado de Propinde
En cuanto rebasamos el collado y llegamos a la vertiente sur, las nubes desaparecen y el sol nos vuelve a iluminar con fuerza. Entre el cansancio y las ganas de jugar, el descenso se hace realmente lento. Cuando llegamos a los coches son cerca de las ocho de la tarde. Aunque un poco tarde, es el momento de merendar al lado de una fuente con agua realmente fría.

Hemos conseguido una meta importante, incluido el carné de Joven Montañero, hemos hecho deporte y hemos disfrutado de un día estupendo en el campo con los amigos. Más fotos en flickr.

23 septiembre, 2015

Trekking Familiar hasta lago Ubales

Ha comenzado el curso escolar y las actividades del Club Juvenil. Entre estas actividades está el Trekking Familiar. El pasado domingo iniciamos las salidas con una excursión en las proximidades de la estación de esquí de San Isidro. En concreto excursión por el camino de Wamba hasta el lago Ubales, ya en Asturias.

Iniciando la excursión.
Esta vez nos juntamos bastante gente de todas las edades, desde Macarena, de cinco años, hasta algún jubilado. El recorrido empieza al lado de la carretera, junto al llamado puente de Wamba. Seguimos el recorrido de la ruta PR LE-46. El camino va ascendiendo poco a poco por una pista ancha y sin dificultades. Tras algunas paradas llegamos hasta el collado Acebal, a 1.700 metros de altura.

Allí hacemos una pausa para reponer fuerzas mientras los más pequeños se entretienen con el ganado. Ya estamos en Asturias. Ahora el camino se convierte en una senda estrecha por las empinadas laderas del Pico Cascayón. Llegamos a otro collado en el que paramos de nuevo para reagruparnos.
Parada en el segundo collado antes de descender al lago Ubales.
De nuevo el camino vuelve a descender hasta llegar en poco tiempo al lago Ubales, nuestro destino. En esta ladera encontramos abundantes arándanos. Aprovechamos para tomar un frugal aperitivo. Al poco tiempo aparece, casi de repente, el lago. Es más bien pequeño, unos 150 metros de largo por la mitad de anchura. No te esperas encontrar un lago así en este lugar. Además comprobamos que hay peces que saltan con frecuencia sobre la superficie.
Llegando al lago Ubales.
En el lago paramos un buen rato para reposar y comer con tranquilidad. Algunos se animan a dar una vuelta al lago. También hay quien se moja los pies en el agua realmente fría. Incluso Houston se ha traído el bañador y acaba por sumergirse por completo en el lago. Claro que salió rápido. El día está totalmente despejado, con un sol radiante, pero algo fresco para estos menesteres.

El camino de vuelta transcurre por el mismo recorrido. Ahora la mayor parte del trayecto es en descenso, pero el cansancio hace mella en algunos que se retrasan un poco. Cuando llegamos a los coches son cerca de las seis de la tarde. Ha sido una excursión estupenda. Más fotos en flickr.

¡Qué no te manipulen!

Presentación del canal de Aceprensa en Youtube:

12 septiembre, 2015

Repetimos el vivac

A finales del pasado mes de julio hicimos una de las actividades más emocionantes del año: el vivac. En aquella ocasión, por diversas circunstancias, solo pudieron asistir dos chicos. Así que decidimos dar una nueva oportunidad a esta excursión. Esta semana, justo antes de empezar el curso en primaria, hemos vuelto al bosque de los elfos para pasar allí una noche emocionante.

Esta vez han estado Pelayo, el único que repetía, Luis, hermano de Pelayo, que ya puede venir al club, y Jaime, que en la anterior edición no pudo estar. Partimos desde Anciles a mediodía del lunes 7 de septiembre. Nuestra primera parada fue en la cascada cola de caballo de Nocedo. Después nos dirigimos hacia el campamento de Valdelugueros. Allí encontramos a unos chicos del Club Deva de Gijón que estaban preparando una filmación. Nosotros nos fuimos hasta el canto de la forca para comer allí.

Pelayo, Houston, Jaime y Luis en lo alto del canto de la forca.
Después de comer nos dedicamos a explorar la peña del canto de la forca. Un poco de "escalada" controlada. Las vistas desde lo alto de esta peña son magníficas. De paso pudimos revisar un geocaching que guardamos aquí hace varios años. Todo en orden. Ya eran más de las cinco de la tarde, así que pasamos por el campamento a reponer agua y nos dirigimos inmediatamente hacia nuestro destino.

Preparar las mochilas con todo lo necesario para pasar una noche en el bosque lleva su tiempo. Hay que llevar todo lo necesario, pero dejar en el coche todo lo superfluo para no cargar con demasiado peso. El camino resultó agradable, no hacía demasiado calor y por el camino había abundantes moras. El lugar es realmente bonito.
Iniciando el camino hacia el vivac. Por el valle del fondo descenderemos al día siguiente.
Poco antes de las siete de la tarde habíamos llegado a nuestro destino. Dejamos las mochilas y enseguida comprobamos que la cabaña de palos estaba en perfecto estado. Nos dio tiempo a explorar los alrededores, a jugar al escondite, a preparar las cosas para la noche.

Ya en plena oscuridad, alumbrados por la luz de las linternas, acabamos de cenar. Después rezamos el rosario. A continuación se contaron historias emocionantes. Cuando nos fuimos al saco en la cabaña ya era casi medianoche. Houston siguió contando una nueva historia, pero no todos consiguieron escucharla completa, el sueño los venció. La noche fue larga, fría y silenciosa. Pocos pudieron dormir mucho.
Ante la cabaña donde pasamos la noche, antes de regresar.
Al poco de amanecer todo el mundo estaba despierto. Nos levantamos pronto. Hacía bastante frío. Hasta que el sol nos iluminó no conseguimos entrar en calor. Desayunamos y, después de recoger todo, emprendimos el regreso por lo alto del monte.

Primero tuvimos que subir una pendiente fuerte. Después continuamos caminando por lo alto del monte procurando no perder la senda. Un poco más tarde se terminó el bosque y salimos al monte bajo. Paramos un momento entre unas rocas con unas vistas espectaculares del valle del Curueño y del Bodón.
Una parada en lo alto del bosque.
Al poco de reemprender la marcha nos damos cuenta de que se escuchan a lo lejos bramidos y ladridos. Parecen vacas y perros, pero demasiado continuo... Hasta que nos damos cuenta de que es el principio del tiempo de la berrea del ciervo. A partir de aquí procuramos caminar con sigilo, sin hacer ruido y con los ojos bien abiertos. Entre las peñas del valle que tenemos enfrente, por el que vamos a descender, se escucha con intensidad los berridos de los ciervos y, en ocasiones, los ladridos de los corzos. Se palpa la emoción.

Lo cierto es que no vemos nada. Jaime afirma haber visto algún ciervo saltando entre las matas a lo lejos. Nadie más consiguió verlo. Caminar sin hacer ruido entre el monte bajo es imposible. En cuanto nos acercamos a las rocas entre las que escuchamos los sonidos, todo vuelve al silencio. Nos situamos en lo alto de unas rocas donde tenemos buena visión del valle. Escuchamos en silencio durante unos diez minutos. Al poco se vuelve a escuchar algún berrido lejano, incluso el entrechocar de astas. Pero no logramos ver nada.
Bajando por el fondo del inclinado valle entre enormes hayas.
Bajamos de las rocas y nos adentramos en el valle. No volvemos a escuchar más berridos. Ahora se trata de bajar por un valle muy estrecho con una pendiente realmente fuerte, entre unas hayas preciosas. Hacemos un concurso para ver quién se cae menos veces. Lo cierto es que las caídas fueron muy pocas. Después de algo más de media hora de descenso, llegamos al coche.

A esta hora ya hace algo de calor y necesitamos un baño. Nos vamos hasta las pozas de Los Caseríos. Allí nos pegamos un buen baño.... bueno, no todos. El agua está realmente fría y alguno no se atrevió a lanzarse al río. En cualquier caso es baño duró poco.

A continuación nos fuimos hasta el pueblo de La Valdorria. Nuestro objetivo es llegar a la ermita de San Froilán. Para esto tenemos que seguir el camino de la ermita y salvar los supuestos 365 escalones que llevan hasta ella. Pelayo se encargó de contar los escalones. Parece que faltan unos cuantos.
En lo alto de la peña donde está la ermita de San Froilán.
Allí pudimos comer tranquilos, contemplando un paisaje montañoso impresionante y el pueblo a lo lejos. Una vez bien descansados intentamos localizar un geocaching que había por los alrededores. No lo encontramos. ¡Ha sido saqueado!. Una pena. Antes de regresar a León pasamos por la cueva de Miriamor, en las hoces de Valdeteja. Aquí sí que localizamos, sin problemas, un nuevo tesoro de geocaching.

Regresamos a casa pronto. Estamos muy cansados. Hemos subido y bajado montañas, hemos pasado una noche en el bosque, hemos dormido muy poco. En el viaje de vuelta alguno se queda profundamente dormido. En cualquier caso lo hemos pasado realmente bien. En flickr podéis ver algunas fotos más.

01 septiembre, 2015

Regresamos al Cañón del Górgora

Este fin de semana hemos vuelto a una de las excursiones más emocionantes que han hecho los Jóvenes Montañeros de Anciles: el Cañón del Górgora. Esperábamos a cuatro aventureros, aunque finalmente solo se presentaros dos: Pelayo y Jaime. Pasado el Puerto del Manzanal llegamos a la entrada de Montealegre, donde empieza la ruta.

Jaime y Pelayo en el punto más alto del recorrido.
Es un día caluroso y soleado. El recorrido empieza por un camino entre el monte que va ascendiendo. De pronto descendemos por una pendiente imponente hacia el arroyo Mostruelo. Aquí paramos un poco a la sombra de los árboles para descansar un rato. Después, el camino continúa por un pedregal al pie de una pared de roca impresionante. Un rato más tarde ascendemos por un camino estrecho hasta lo alto de las rocas. Estamos en el punto más alto de la excursión. A nuestros pies tenemos una buena vista de una parte de El Bierzo.

Ahora el camino desciende entre los matorrales del monte. Encontramos una mantis. Para Jaime y Pelayo es la primera vez que ven este bicho. En el descenso hacia el Górgora encontramos la primera cuerda que ayuda al caminante. Realmente no es necesario usarla, pero viene bien.
Pelayo desciende apoyado en la primera cuerda de la ruta.
Enseguida llegamos al fondo del arroyo. Un sitio fantástico: agua fresca, abundante vegetación, un puente de madera. Descansamos un momento y, dejando allí las mochilas, decidimos subir hasta la Cueva del Moro. El camino es difícil por ser muy pendiente, hay que agarrarse a las ramas y raíces para no caer. La cueva es realmente estrecha, pero entramos en ella hasta el fondo. No hay nada interesante dentro. Volvemos al arroyo y poco después paramos en un sitio adecuado para comer.

Pelayo se asomó al río desde una roca inclinada y cayó entero en el río. Después de las risas hubo que poner a secar calzado y camiseta. Menos mal que Jaime le prestó una camiseta seca. Al iniciar de nuevo la marcha ya estaba todo casi seco.
Jaime y Pelayo al pie de una cascada.
El camino continúa al lado del arroyo entre cascadas, helechos y abundante vegetación. Parece que avanzamos por una selva tropical. De vez en cuando una cuerda bien puesta ayuda en algún paso más complicado. En un paso concreto hay una escala de cuerda para descender al lado de una cascada. Es complicado usar la escala de cuerda: todo se mueve, es difícil meter el pie en el "escalón". Emoción asegurada. En cualquier caso no hay peligro: bajamos de uno en uno vigilados por el monitor y la altura es escasa.
Pelayo sujeta la escala de cuerda mientras Jaime sonríe. Impresionante lugar.
En medio del camino encontramos la entrada de una antigua mina romana. Como llevamos linternas nos adentramos en ella. Esta vez la galería es realmente profunda, muy estrecha y baja. Además hay agua. ¡Qué duro debió ser trabajar aquí! Decidimos salir pronto fuera y seguir el camino.
Jaime y Pelayo a la entrada de la mina romana.
Pronto llegamos a la parte más emocionante del camino. El río se encajona en una garganta de rocas cortadas por la erosión. La ruta sigue entre peñas sobre esta garganta. Hay salidas sencillas por si alguien no quiere tanta emoción. Ahora hay que bajar y subir varias veces por escalas de cuerda. A Pelayo le parece la parte más divertida de la ruta. Jaime no opina... De cualquier modo es la parte más espectacular del camino.
El arroyo se encajona entre rocas.
Después de descender por una cuerda llegamos al lecho del río. Por unos metros tenemos que ir pisando de piedra en piedra para no mojarnos. El arroyo termina en una pequeña poza. Pero para salir del barranco hay que trepar por dos escalas de cuerda. Primero sale Jaime con algo de miedo, pero acompañado de Charly. Después Charly regresa al fondo para acompañar a Pelayo. Ya hemos terminado la parte más divertida y emocionante de la ruta.
Pelayo y Jaime
Llegamos hasta un lugar con sombra y descansamos un rato. Hay abundantes moras en aquella zona. Junto con nuestros bocadillos nos sirven para la merienda. El camino de vuelta hasta el coche discurre, en parte, por los restos de antiguas minas de carbón. El sol pega fuerte y hace mucho calor. Afortunadamente llegamos pronto y regresamos a casa felices después de un día emocionante. Como llegamos pronto a León nos da tiempo a jugar una partida de Risk en el club.

Como siempre tenemos más fotos en flickr. Se nos ha estropeado la cámara de fotos que teníamos y de momento usamos una bastante mala y el móvil. Algunas fotos no son muy nítidas. ¡Es lo que hay!

26 agosto, 2015

Jóvenes Montañeros en el Pico Bodón

Esta vez lo hemos conseguido. Hace tres semanas intentamos subir el Pico Bodón, pero a media ascensión tuvimos que regresar por una pequeña lesión de Pelayo. Esta vez Pelayo, Edu y Jesús consiguieron coronar el Bodón, el pico que tenemos frente al Campamento de Valdelugueros. Son 1.959 metros, pero no es sencillo. A no ser que conozcas bien el camino.

Edu, Pelayo y Jesús iniciando el camino.

El domingo, después de asistir a misa en San Isidoro, partimos hacia Valdelugueros. Aparcamos en el pueblo de Llamazares e iniciamos el camino. El día estaba más bien fresco, con algunas nubes. Al principio la ascensión discurre por un camino rural ancho. Después nos adentramos por una senda que va subiendo poco a poco por la ladera norte del Bodón. Por el camino encontramos vacas y caballos que viven en libertad.
Edu, Jesús y Pelayo observan un caballo.
Un poco más arriba encontramos un grupo numeroso de montañeros que ya bajan de la cumbre. Nos animan a seguir. Poco a poco vamos ascendiendo hasta llegar al valle que sube directo a la cumbre. Los jóvenes montañeros ascienden sin problemas, y casi sin quejas, hasta llegar a la enorme cueva que se contempla desde el campamento. Allí hacemos una parada para comer un poco. Todavía nos queda el fuerte tramo final y hay que recuperar fuerzas.
Edu descansando ante la cueva del Bodón. Más lejos Pelayo explorando.
Atacamos la cuesta final, que se hace dura. A las 14:30, según el horario previsto, llegamos a la cumbre. Las vistas son maravillosas, a nuestros pies tenemos el pueblo de Lugueros y, un poco más lejos, el campamento. Sopla un viento frío que hace desagradable estar allí. Nos estamos quedando fríos. Hacemos unas fotos, dejamos nuestra tarjeta de cumbres en el buzón y descendemos de nuevo.
Hace frío en la cumbre del Bodón
Paramos otra vez cerca de la cueva, en un lugar donde no sopla el viento, y comemos con más tranquilidad. Hemos logrado nuestro objetivo, hemos coronado una cumbre importante. Ahora hay que decidir por qué camino regresar: por la cresta de la sierra, con mejores vistas, o por el mismo camino que subimos, que es más sencillo y rápido. Finalmente nos decidimos por lo fácil y seguro. El cielo se está cubriendo de nubes y hay amenaza de lluvia.
En el camino de descenso, con la cumbre conquistada sobre nosotros.
La bajada es más rápida y cómoda. El aliciente es conseguir ser el que menos veces se cae al suelo. Pelayo consigue una buena clasificación a pesar de bajar con frecuencia saltando como cabra montesa. Cuando estamos a medio kilómetro del coche, ya por camino sencillo, empieza a llover, suave, pero constantemente. Llegamos al coche con una ligera mojadura, pero contentos. Todavía tenemos tiempo de llegar a casa para ver un importante partido de fútbol.

Más fotos en flickr.

29 julio, 2015

Lo más emocionante del verano: el vivac

Eso es lo que dice Pelayo, que estuvo en el vivac del pasado fin de semana. Pero antes contaremos brevemente nuestro viaje a Valladolid, que también fue emocionante.

En Niara y Aldebarán

El miércoles nos fuimos hasta Valladolid Pelayo, Jaime y Charly. El plan era conocer Niara, el Club Juvenil y deportivo de Valladolid, y pasar la tarde en Aldebarán, una finca cerca de Simancas. Llegamos a Pucela a la hora de comer. Después nos fuimos hasta Niara. Allí nos enseñaron amablemente las instalaciones del Club y el polideportivo. Lógicamente Pelayo y Jaime se quedaron con la boca abierta. ¡Hay que conseguir muchos socios para Anciles para tener algo parecido en León!
Jugando con los de Montauca en Aldebarán.
Después nos fuimos a Aldebarán. Allí estaban ya los chicos del Club Montauca de Burgos, así que nos pusimos a jugar a fútbol con ellos. Después fueron llegando los de Niara, Tempero, algunos mayores... Pasamos una tarde estupenda con fútbol, piscina y amigos. A ver si podemos volver durante el resto del verano.

El vivac

Siempre hemos dicho que pasar una noche en un bosque durmiendo en una cabaña construida por nosotros mismos es de lo más emocionante. Pelayo añade que para él ha sido la actividad más emocionante del club, más incluso que el campamento, ¡que ya es decir!
Juan Carlos y Pelayo con un trofeo en el monte. Al fondo el valle de Valdelugueros con el Bodón.
Lamentablemente estuvimos pocos en el vivac: Juan Carlos y Pelayo con Houston y Charly. ¡Lástima de algunos que hubieran querido venir, pero por diversas circunstancias no pudieron! Es lo que tiene el verano.

Salimos el sábado desde Anciles y nuestro primer destino fue un baño en las pozas del Curueño. Después nos fuimos a comer al "Canto de la Forca", cerca del campamento. Charly había localizado en el monte una cornamenta de ciervo dos días antes. Al contárselo, Juan Carlos y Pelayo decidieron ir a buscarla. Así que a primera hora de la tarde caminamos una hora cuesta arriba. Localizamos sin problemas el trofeo. Juan Carlos estaba realmente emocionado.
Pelayo, Juan Carlos y Houston camino del Bosque de los Elfos.
 Después de descender del monte, cargamos agua y nos fuimos directos hacia el Bosque de los Elfos, donde pasaremos la noche. El camino nos llevó cerca de una hora. Por el camino pudimos probar algunas frambuesas que estaban deliciosas. A pesar del esfuerzo acumulado todos llegamos enteros y frescos (es un decir) hasta nuestro objetivo.

Llevábamos cierto retraso, pero afortunadamente la cabaña de palos del año pasado estaba en pie y solo necesitó algo de limpieza para estar habitable. Entre juegos y canciones se nos hizo de noche. Cenamos, rezamos el rosario y contamos algunas historias emocionantes. También aprendimos a localizar la Osa Mayor y la estrella Polar. Como premio pudimos contemplar una estrella fugaz.
Amanece en la cabaña del bosque
Llegó la hora de acostarse. Ya acomodados en el interior de la cabaña, unos durmieron mejor que otros. En la noche se escuchaban los ruidos del bosque: el búho, algunos insectos, ratones, animales que se mueven en la noche... Esta vez no escuchamos los ladridos del corzo, para pena de Juan Carlos.

A eso de las nueve de la mañana el sol llegó a la cabaña. A esa hora se levantaron Pelayo y Juan Carlos. Desayunamos con ganas, recogimos todas las cosas y emprendimos el camino de vuelta. El regreso lo hicimos por lo alto del monte, que tiene su emoción.
Houston, Pelayo y Juan Carlos bien cargados, emprenden el regreso ante la cabaña.
El camino de vuelta discurre en un primer momento por el bosque. Luego sale al monte bajo proporcionando buenas vistas de las montañas cercanas: el Huevo de Nocedo, el Bodón, Peña Valdorria, etc.
Juan Carlos, Pelayo y Houston a mitad del camino de regreso.
Llegamos al lugar donde hace años habíamos guardado un tesoro de geocaching. El año pasado lo habíamos encontrado saqueado y este año lo repusimos en su lugar. Ahora el camino sigue de nuevo por un bosque de hayas con una pendiente muy fuerte. El descenso es rápido y divertido.

Descendiendo por el bosque de hayas.
En cuanto llegamos al coche nos vamos de nuevo a las pozas para darnos un merecido baño en las aguas del Curueño. El agua está fría y a Juan Carlos y Pelayo no les apetece mucho mojarse. Regresamos al campamento para asistir a la misa. Es el día de padres del último turno y hay muy buen ambiente.

Para comer subimos hasta el Puerto de Vegarada. Allí hay todo tipo de ganado suelto: vacas, caballos, ovejas... Juan Carlos se emociona. Después de comer nos acercamos a los animales con mayor o menor fortuna. Esta vez Houston no consigue subirse a ningún caballo a pesar de intentarlo.
Houston intentando convencer al animalillo.
Antes de regresar a León pasamos por Redipuertas para tomarnos un refresco y un último baño. El cansancio hace mella en los excursionistas. Regresamos a León haciendo planes para el resto del verano. Más fotos en flickr.