La educación del ocio en la adolescencia
Filatelia
A todos los padres les preocupan las salidas de casa de
sus hijos durante muchas horas sin saber qué hacen y con la sospecha de que
pierden el tiempo. El refranero ha plasmado esta situación con sentencias como
“persona ociosa no puede ser virtuosa”, “del ocio nace el feo negocio”, “hombre
ocioso, hombre peligroso”, etc.
Educar el interés.
Tiene una gran importancia para llegar a ser un adulto
maduro el fomentar en los niños y en los adolescentes el interés por todo lo
que les rodea y por las actividades que realiza. Cuando algo nos parece
interesante persistimos en su realización y nos satisface. Los padres pueden
ayudar a descubrir a sus hijos esas realidades que les interesen, que les
formen, que sean un recurso para madurar como personas y para combatir el
aburrimiento. Se trata de fomentar sus aficiones.
¿Cómo descubrir los intereses de los adolescentes?
La música, el maquetismo, el coleccionismo, la montaña, el
ajedrez, el acuario, los deportes, etc. pueden ser algunas de las aficiones que
pueden interesar a los hijos. Para que una actividad resulte atractiva para
ellos debe tener estas características:
- Que esté relacionada con sus
aptitudes. Nunca nos va a interesar lo que no se nos da bien y viceversa. Es
muy importante presentar las actividades como algo asequible, sencillo y con un
resultado rápido. Los pequeños logros en la afición aumentan el interés y la
constancia en la misma.
- La afición compartida con uno
de los padres o de los hermanos favorece el interés. Muchos niños o jóvenes,
por ejemplo, se han aficionado a la pesca porque han ido con su padre desde
pequeños. El tener una afición que no tienen sus hermanos potencia su
personalidad.
Para facilitar que los
adolescentes tengan aficiones hay que tratar de sugerirles posibles actividades
desde la infancia hasta que lleguen a decidirse por algo.
El valor educativo de las aficiones
La afición tiene la finalidad de entretenernos. Sin
embargo, el valor educativo de un hobby es muy grande. Algunas de las ventajas
son las siguientes:
- Se desarrolla la constancia.
Cuando un hijo ha superado el primer reto de una afición, se plantea metas más
altas que le irán exigiendo paciencia, constancia y superación de las pequeñas
frustraciones que puedan aparecer.
- Se establecen estrategias para
resolver problemas que surjan de forma inesperada. Toda afición supone una
planificación temporal y de organización de las actividades propias de la
misma.
- Una buena afición facilita la
construcción de una autoestima adecuada así como la amistad con otras personas
de la misma edad.
¿A qué se puede aficionar mi hijo?
A muchas actividades de campos muy variados. Puede que
sepamos los gustos de nuestros hijos y también es posible que hasta ahora no le
hayamos facilitado el desarrollo de esa actividad porque a nosotros no nos
gusta o porque nos exige cierto sacrificio.
Como ya se ha comentado
anteriormente para fomentar una afición es importante que nuestro hijo sea
capaz de realizarla con éxito, que tenga cualidades para ella, que se sienta
apoyado y reconocido. Si una afición no es asequible deja de ser interesante y
si ponemos pegas a su desarrollo también ocurre lo mismo.
En algunas ocasiones el gusto por
una afición lo manifestará el hijo o la hija, pero también puede ocurrir que
haya disciplinas muy adecuadas para sus capacidades y que no se aficionen a
ellas porque no las conocen. Aquí está el papel de los padres para
sugerírselas.