23 diciembre, 2014

Jóvenes Montañeros en Prado Llano

El pasado sábado tres jóvenes montañeros de Anciles acompañados de otros tres, algo menos jóvenes, nos fuimos hasta un pueblo llamado Oville, entre las montañas al norte de Boñar. Nuestro objetivo es ascender Prado Llano y dejar allí nuestro Belén de Cumbres. No te dejes engañar por el nombre, Prado Llano es una cumbre de 1.721 metros, lo que supone un desnivel de 500 metros desde nuestro punto de partida. ¡Ni es un prado ni es llano!

Ya cerca de la cumbre: Marcelo, José María, Jaime, Pablo y Sergio.
La ruta empieza a la salida del pueblo. Un camino ancho que asciende rápidamente nos lleva entre un bosque de pinos. Después de caminar media hora encontramos los primeros neveros entre los árboles del bosque. Como es previsible los más jóvenes se enzarzaron en una guerra de nieve que nos retrasó un poco y que dejó a Houston algo mojado ;-). El día es estupendo para caminar: no hace frío y el sol sale a ratos entre las nubes. Pasa el tiempo, la ascensión es lenta y algunos empiezan a tener hambre.

Sobre una colina hacemos una parada para tomar un aperitivo antes de emprender el ataque final a la cumbre. Después ascendemos hacia la cresta que nos lleva al Prado Llano. Como es ladera norte vamos pisando nieve. En poco tiempo llegamos al cresterío por el que hay que caminar un rato. Alguno de los nuevos pasa un poco de miedo, a pesar de que no hay peligro ninguno, siempre que sigas al guía. Ya cerca de la cumbre nos cruzamos con un grupo de montañeros que bajan.
Acabamos de colocar el Belén en lo alto de Prado Llano.
Por fin llegamos a la cumbre. El paisaje es chulísimo: al oeste tenemos Peña Galicia y Valdorria; al norte el Cueto Ancino y el Bodón; al este Peñacorada y más a lo lejos, entre las nubes, muchas cumbres altas y nevadas. Abajo tenemos a un lado Oville y al otro Montuerto y el valle de La Vecilla. En lo alto se está muy bien, de hecho, comemos con tranquilidad, ponemos el belén, cantamos algún villancico, jugamos. En el fondo de los valles lejanos se aprecia algo de niebla.

Después de un buen rato de descanso emprendemos el descenso por otro camino. Hay que seguir al guía porque la primera parte del descenso es bastante empinada y entre rocas. Después de una hora de destrepe llegamos a una casa pequeña que sirve de refugio a los pastores en verano. Desde aquí tomamos ya un camino ancho que con grandes rodeos nos lleva de nuevo al pueblo.
Un momento del descenso por la parte más complicada.

Los chicos están ya algo cansados. Cada poco se paran para coger un palo, jugar con la nieve o descansar un poco. No tienen prisa. Alguno confía en que se nos haga de noche para poder probar la linterna que ganó en la subasta el día anterior. Los mayores tenemos que irles animando a continuar el camino.
Ya hemos descendido lo más complicado. Al fondo la cumbre de Prado Llano.
Cuando llegamos al pueblo ya son casi las seis de la tarde. Ha sido una excursión muy chula. Algunos están bastante cansados. La próxima vez les será más fácil. En flickr tenéis una selección de las mejores fotos.

Además aquí tenéis un mapa del recorrido, casi nueve kilómetros:

15 diciembre, 2014

Emocionante fin de semana en la sierra de Madrid


Todos los ingredientes estuvieron presentes para que fuera una gran convivencia la del pasado puente de la Inmaculada: Atleti, música, deporte, McDonald’s, diversión, terror y turismo. Nos alojamos en una casa en la Sierra de Madrid, al pie de las escarpadas laderas y muy bien situada. Allí nos juntamos gente procedente de Valladolid, Asturias, León y Benavente, entre ellos Alejandro A. Alejandro R. Jose y Miguel. Todos vibramos cuando vimos el entrenamiento del gran Atlético de Madrid y la calidad de sus jugadores, pero sobre todo a la salida cuando detuvimos en sus coches a jugadores de la talla de Miranda, Thiago o Juanfran. Después dimos una vuelta por el Madrid castizo, no sin antes echar un partido de FIFA STREET con algunos chavales autóctonos, a los que arrollamos con nuestro juego coordinado y contundente, ¡sois unos cracks!, nos decían. ¡Claro! Por la noche tuvimos una experiencia aterradora al visitar la llanura de Manej y conocer el sitio donde el Loco instruía a sus lobos para sus masacres periódicas. ¡No os acerquéis por allí cuando haya luna llena! El domingo estuvimos dando una vuelta por el mercadillo del pueblo para comprar algún suvenir y por la tarde, de vuelta hicimos la parada de rigor para merendar en un McDonald’s. No faltó nada. Esperemos volver allí pronto, incluso aunque haya nieve.