16 diciembre, 2015

Trekking Familiar y belén de cumbres

Cada año el Trekking Familiar Anciles busca en diciembre una cumbre asequible para poner el tradicional belén de cumbres o belén montañero. La idea es poner un nacimiento en la montaña, que se queda allí, y cantar villancicos para celebrar la Navidad. Este año elegimos el pueblo de Ocejo de la Peña y un pico cercano: el Campriondo. El pueblo está situado al fondo de un valle estrecho por el que discurre el río de La Duerna.

Los participantes en la excursión. El cámara no sale, claro.
Cuando llegamos al pueblo, el encargado de traer el belén se da cuenta de que se lo ha dejado en casa. ¡Vaya chasco, preparamos un belén de cumbres y vamos sin el belén! El caso es disfrutar de la montaña. Iniciamos la marcha por un camino forestal que remonta el arroyo (no se le puede llamar río) que discurre por el fondo del valle. Después de caminar un rato, cruzamos un pequeño puente y el camino sigue hacia el sur. Pronto llegamos a un collado donde el camino se divide: a la izquierda llegaríamos hasta Ferreras del Puerto, a menos de un kilómetro. Nosotros seguimos hacia la derecha, hacia el Campriondo, que ahora aparece a nuestra vista cubierto de nubes.
Un alto en el camino. Al fondo, entre las nubes, el Campriondo.
Poco después Jose María toma con los peques un atajo directo hacia la cumbre. Los mayores seguimos el camino fácil. En algunos momentos pisamos bastante barro. Después de un rato el camino empieza a bajar poco a poco y más tarde se aparta de la cumbre. Tenemos que dejar el camino ancho y buscar una senda para enlazar con el camino de vuelta y encontrar el punto más sencillo para subir a la cumbre.

Durante un rato tenemos que ir caminando entre escobas y espinos que hacen incómodo el camino. Por momentos la senda se pierde y hay que buscar con cuidado. Tras algunos momentos de incertidumbre salimos del monte bajo y llegamos a una zona de praderas. Desde allí giramos al norte y nos dirigimos hacia la cumbre. Al poco de pisar las primeras rocas vemos por encima de nosotros a José María con los chicos. Tenían la cumbre cerca, pero al estar cubierta de nubes se quedaron esperándonos en la ladera sur.
Después de comer, antes de emprender la marcha. La niebla está bajando.
Tras reunirnos, buscamos un lugar adecuado para comer al refugio del viento frío que sopla frío. Mientras comemos, Javier se anima a tallar con su navaja unas figuras para el belén que nos falta. Cuando acabamos de comer la niebla ha bajado a nuestra altura, a cincuenta metros de distancia es difícil distinguir nada. Así que, antes de que la niebla nos complique más el camino, empezamos el descenso.

Al principio el camino es claro, incluso hay hitos que lo marcan. Pero cuando llegamos a la pradera, entre las escobas, la niebla impide ver el paisaje y descubrir el camino, que en condiciones normales, es muy claro. Hay un momento de duda y desconcierto. Menos mal que el GPS nos permite localizar nuestra situación y descubrir la ruta correcta. Para alivio de todos llegamos pronto al camino. Una vez en él no hay pérdida posible, solo hay que seguirlo.
La niebla nos complicó el principio del camino.
Un rato después el camino gira hacia el oeste e iniciamos el descenso hacia Ocejo. A medida que vamos descendiendo la niebla desaparece. Ahora caminamos entre un bonito bosque de robles. Las hojas muertas dejan un camino con un color entre dorado y marrón muy chulo. El descenso es suave, pero largo. Llegamos a una pradera verde con buenas vistas, dentro de lo que nos deja la niebla. Los árboles del bosque están preciosos, sin hojas, pero con musgos y líquenes en sus ramas.

Un poco más abajo encontramos una cavidad a un lado del camino. ¡Es el lugar idóneo para poner el "belén"! Javier dibuja con bolígrafo los palos que ha tallado. Le ayuda Jaime. Finalmente quedan unas figuras estilizadas, un tanto "naif", pero que sirven perfectamente como belén de circunstancias.
Nuestro "belén de cumbres".
José María saca unos cancioneros, Blanca una pandereta y durante unos minutos cantamos villancicos. Lo de cantar... unos más que otros. En cualquier caso, hemos cumplido nuestro objetivo: una excursión familiar, un belén montañero, y villancicos. ¡Misión cumplida!

Todavía nos queda media hora de descenso hasta los coches. Ahora estamos cerca de la carretera que llega a Ocejo de la Peña. Ya en el pueblo, tenemos tiempo suficiente para buscar un "tesoro" de geocahing que hay en el pueblo. Enseguida lo descubrimos al lado de una enorme roca que hay en un alto al inicio del camino. Con esto completamos una jornada emocionante. El próximo sábado haremos otro belén de cumbres, esta vez con Jóvenes Montañeros.

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