26 agosto, 2015

Jóvenes Montañeros en el Pico Bodón

Esta vez lo hemos conseguido. Hace tres semanas intentamos subir el Pico Bodón, pero a media ascensión tuvimos que regresar por una pequeña lesión de Pelayo. Esta vez Pelayo, Edu y Jesús consiguieron coronar el Bodón, el pico que tenemos frente al Campamento de Valdelugueros. Son 1.959 metros, pero no es sencillo. A no ser que conozcas bien el camino.

Edu, Pelayo y Jesús iniciando el camino.

El domingo, después de asistir a misa en San Isidoro, partimos hacia Valdelugueros. Aparcamos en el pueblo de Llamazares e iniciamos el camino. El día estaba más bien fresco, con algunas nubes. Al principio la ascensión discurre por un camino rural ancho. Después nos adentramos por una senda que va subiendo poco a poco por la ladera norte del Bodón. Por el camino encontramos vacas y caballos que viven en libertad.
Edu, Jesús y Pelayo observan un caballo.
Un poco más arriba encontramos un grupo numeroso de montañeros que ya bajan de la cumbre. Nos animan a seguir. Poco a poco vamos ascendiendo hasta llegar al valle que sube directo a la cumbre. Los jóvenes montañeros ascienden sin problemas, y casi sin quejas, hasta llegar a la enorme cueva que se contempla desde el campamento. Allí hacemos una parada para comer un poco. Todavía nos queda el fuerte tramo final y hay que recuperar fuerzas.
Edu descansando ante la cueva del Bodón. Más lejos Pelayo explorando.
Atacamos la cuesta final, que se hace dura. A las 14:30, según el horario previsto, llegamos a la cumbre. Las vistas son maravillosas, a nuestros pies tenemos el pueblo de Lugueros y, un poco más lejos, el campamento. Sopla un viento frío que hace desagradable estar allí. Nos estamos quedando fríos. Hacemos unas fotos, dejamos nuestra tarjeta de cumbres en el buzón y descendemos de nuevo.
Hace frío en la cumbre del Bodón
Paramos otra vez cerca de la cueva, en un lugar donde no sopla el viento, y comemos con más tranquilidad. Hemos logrado nuestro objetivo, hemos coronado una cumbre importante. Ahora hay que decidir por qué camino regresar: por la cresta de la sierra, con mejores vistas, o por el mismo camino que subimos, que es más sencillo y rápido. Finalmente nos decidimos por lo fácil y seguro. El cielo se está cubriendo de nubes y hay amenaza de lluvia.
En el camino de descenso, con la cumbre conquistada sobre nosotros.
La bajada es más rápida y cómoda. El aliciente es conseguir ser el que menos veces se cae al suelo. Pelayo consigue una buena clasificación a pesar de bajar con frecuencia saltando como cabra montesa. Cuando estamos a medio kilómetro del coche, ya por camino sencillo, empieza a llover, suave, pero constantemente. Llegamos al coche con una ligera mojadura, pero contentos. Todavía tenemos tiempo de llegar a casa para ver un importante partido de fútbol.

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