13 mayo, 2009

La responsabilidad de los hijos


¿Por qué tengo que hacer esto yo?, ¡Qué lo haga mi hermano!, ¡Siempre me toca a mí! Estas y otras frases similares pueden ser muy usuales en los hijos que tienen entre 7 y 12 años. En estas edades tienden a preocuparse sólo de sus cosas.

Cuando se le pide a un hijo o hija de estas edades algo más costoso de lo habitual (poner la mesa, bajar la basura, cuidar de un hermano más pequeño), una de las primeras reacciones puede ser quejarse. Otras veces, ante algún suceso o error, echan la culpa a los demás: compañeros, hermanos, profesores, etc. Cuando un niño se da cuenta que con su acto responsable ha producido un bien, su autoestima se refuerza y se alegra de haber podido ayudar a los demás.

Una persona es responsable cuando asume las consecuencias de sus actos. No podemos esperar que los hijos empiecen a ser responsables cuando tengan la mayoría de edad. Esta es una tarea que hay que comenzar desde la niñez. Cuando llega la adolescencia, será muy difícil el inculcar actitudes responsables.

Uno de los mejores recursos para formar personas responsables es que los niños se enfrenten a las consecuencias de sus actos. En una acción inadecuada, el niño sentirá insatisfacción y experimentará satisfacción en una acción bien hecha. Muchas veces ayudará a los hijos el analizar con ellos las consecuencias positivas y negativas de sus actos. Además, habrá que inculcarles la disposición a “pensar en el bien de los demás” y no sólo en el propio beneficio.

Entre los 7 y los 12 años contamos con algunas características que facilitan el aprendizaje de la responsabilidad: el estricto sentido de la justicia, la disposición a ayudar a los demás y el deseo de agradar.

El intento por conseguir una mayor responsabilidad irá desarrollando otros valores:

- La sinceridad y la valentía que les hará reconocer la realidad de lo que hacen o de lo que dicen. Así no se engañarán ni echarán las culpas a los demás de los errores propios.

- La fortaleza para hacer lo que tienen que hacer en cada momento sin buscar excusas.

- La preocupación por los demás y no sólo por uno mismo.


El niño es responsable si …

- Realiza sus tareas cotidianas sin tener que recodárselo en cada momento.

- No echa continuamente la culpa a los demás de lo que él hace mal.

- Dice la verdad de lo que ha hecho bien y de lo que ha hecho mal.

- Piensa las posibles consecuencias de sus actos antes de actuar.

- Respeta los límites impuestos por sus padres y por sus profesores.

- Acepta de buena gana las tareas que se le encomiendan, sin protestar y sin quejarse.

- Hace lo que dice que va a hacer.

- Reconoce sus errores.

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