17 mayo, 2008

Los Jóvenes Montañeros en el Catoute

Para hoy teníamos prevista una excursión a Peña Ubiña, pero finalmente decidimos cambiar de destino. Peña Ubiña queda para otra ocasión, con mal tiempo y nieve puede ser peligrosa. A las 9:30 de la mañana salimos de León Víctor (hacía tiempo que no venía con Jóvenes Montañeros), David y Rubén. Todos ellos montañeros ya experimentados. Nos dirigimos a Colinas del Campo de Martín Moro, un pueblo precioso metido de lleno en la Sierra de Gistreo. Merece la pena conocerlo con sus casas de piedra.
David, Ruben y Victor en la cumbre del Catoute
A esos de las 11:30 emprendimos la marcha a la orilla del río Boeza. Poco a poco fuimos ascendiendo. Ya un poco avanzado el camino nos íbamos encontrando con gente que descendía, gente de todas las edades, mucha gente mayor. Dos autobuses completos de montañeros que ascendieron, no sabemos si todos, al Catoute cuando nosotros todavía estábamos empezando la marcha.

Ya desde el principio contábamos con la posibilidad de que nos lloviera y lo teníamos asumido. A media ascensión comenzó a llover suavemente, pero de forma que mojaba. Hubo momentos de desánimo, alguno incluso propuso dejarlo para otro día. En cualquier caso decidimos seguir.

Los montañeros que descendían saludaban con efusión y sorpresa a los Jóvenes Montañeros que subían hacia el Catoute mientras ellos ya bajaban. Rubén se portó como un experto aprendiz de guía y animaba a los otro dos compañeros de fatigas menos animosos.

Una comida para reponer fuerzas y seguimos la marcha. Ya llegamos a la cresta desde la que se ve el pico. Ahora no llovía, pero todavía nos asaltaban las dudas. La cumbre estaba ya muy cerca.
A eso de las 15:40 llegamos a la cumbre. El Catoute es nuestro con sus 2.117 metros ¡La montaña más alta de los Jóvenes Montañeros! Ya la superaremos. En el buzón de la cumbre encontramos un libro de firmas en el que algunos pusieron sus pensamientos filosóficos. También dejamos nuestra tarjeta de cumbres. A ver si alguien la recoge y nos la devuelve. Mientras estábamos en estas cae una breve lluvia congelada, granizo fino, vamos. Unas fotos, reponemos fuerzas y regresamos.

La bajada siempre es dura, especialmente si las botas te quedan pequeñas. A medio descenso volvió a llover durante un rato. Pero a las 6:30 de la tarde llegábamos a Colinas del Campo cansados, pero secos y contentos de haber hecho una excursión tan estupenda. Compensa repetirla con mejor tiempo. Y es evidente que es asequible para todos.

Tenemos pendientes varias cumbres: Peña Ubiña, El Mampodre y el Faro de Vegarada. ¿Cuál será la siguiente?

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