31 enero, 2010

Aventura en la nieve

La excursión con raquetas de ayer fue una auténtica aventura en la nieve. Llegamos a Puebla de Lillo y alquilamos raquetas y bastones para Jorge, que era el único que no las había conseguido. Nuestra meta inicial era llegar hasta el Lago Ausente. Pero al llegar a San Isidro nos encontramos con que la estación está cerrada por una fuerte ventisca y que, además, tenemos que dejar el coche en la Urbanización de San Isidro. No se puede llegar hasta la estación en coche. Así que dejamos el coche aparcado y nos preparamos para iniciar la marcha: iremos hasta la estación y desde allí ya veremos.


Ponerse las botas, los guantes, gorros, ajustar las raquetas y los bastones, ponerse la mochila y no dejarse nada en el coche lleva su tiempo. Si además sopla una ventisca fuerte ya supone una hazaña. Una hazaña que nos llevó casi media hora. Cuando iniciamos la marcha son casi la una y media. Buscamos la pista de nieve que va hasta la estación y vemos que acaba de pasar una máquina pisando la pista, así que tenemos las condiciones de nieve casi ideales. Como todo está lleno de nieve tenemos que guiarnos por los palos rojos que nos marcan el camino.

Por el recorrido nos encontramos de vez en cuando con esquiadores que bajan desde la estación. Después de un buen rato caminando sobre la nieve llegamos a la cafetería de la estación. ¡Por fin podremos tomarnos algo caliente! Pero... en ese momento la están cerrando... Tenemos que comer fuera, en las escaleras, escasamente protegidos de la ventisca. De todas formas allí estuvimos estupendamente.

Después de comer hicimos un intento de aproximarnos hasta el Lago Ausente, pero con tanta nieve no encontramos el camino, así que decidimos regresar hacia el coche. Durante el regreso la ventisca sopla de frente y la nieve helada hace daño en la cara como si fueran agujas lanzadas contra nuestro rostro. Bien equipados como estamos es una maravilla afrontar un tiempo tan extremo como si estuvieras caminando por las regiones polares. Llegamos hasta el coche, dejamos las raquetas y nos vamos hasta el bar. Esta vez no nos cierran. Nos tomamos algo caliente, jugamos una partida al futbolín y volvemos a casa contentos de haber vivido una auténtica aventura en la nieve.

¡Dentro de 15 días volveremos a vivir nuevas aventuras en la nieve con los amigos de Niara y Peñavera!

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