16 noviembre, 2009

¿Cómo exigir a los adolescentes?


La rebeldía propia de la adolescencia no debe ser una disculpa para dejar de educar en esta etapa. No se trata de renunciar sino de cambiar la forma de hacerlo.

Ellos cambian y nosotros también

Hasta hace poco tiempo para exigir un comportamiento a un hijo era suficiente con mandárselo. Ahora ya no ven a sus padres como un modelo a imitar. Han cambiado. Nosotros también deberíamos cambiar ante la nueva situación. La forma de ser diferente, aunque el fondo debe permanecer igual, ya que el adolescente sigue necesitando la solidez de sus padres en la educación.

En estas edades tendremos que aprender a conceder y a permitir una mayor autonomía de los hijos, pero sin ceder del todo y sin dejar que cada hijo o cada hija hagan lo que quieran.

Conocer a los hijos

Hemos de procurar conocer mejor a los hijos y conocerlos en profundidad. No podemos contentarnos con tener algunos datos. Para conocerlos bien es necesario observarles sistemáticamente, el padre y la madre por separado. Después habrá que contrastar esas informaciones. Habrá que conocer las características propias de la edad, el carácter que tienen los hijos, sus intereses, sus expectativas e ilusiones y también sus puntos débiles.


Escuchar más y hablar menos

Se ha dicho que “el hombre tiene dos orejas y una boca para escuchar el doble de lo que se habla”. Si escuchamos a los hijos podremos saber lo que piensan, porqué actúan, lo que esperan, etc. Escuchar nos va a permitir conocer, entender y poder ayudar mejor. De lo contrario, educaremos a ciegas.

Cómo tratar a los adolescentes

Algunas pautas como las que aparecen aquí pueden ayudar a comunicarnos mejor con los hijos adolescentes y ahorrarnos innecesarios dolores de cabeza:

- Evitar los “sermones” interminables que llevan a no escuchar.

- Procurar dar razones concretas de porqué actuar de una forma determinada.

- Ser oportuno al corregir. Evitar hacerlo cuando el hijo está enfadado o cuando lo estamos nosotros.

- No corregir en público sino en privado, de forma positiva y animante.

- Evitar las ironías y los insultos al comentar las formas inadecuadas de comportarse.

- Ser coherente y dar ejemplo. No se puede corregir un día sí y otro no la misma conducta.

- No exigir lo que el hijo no puede dar. Ir poco a poco.

- No desacreditar al otro cónyuge en la educación de los hijos.

- Corregir sólo lo importante.

- Evitar conversaciones importantes cuando el hijo está cansado o desanimado.


Exigir

Exigir es dar un punto de referencia en estas edades. En la adolescencia necesitan que les sigamos ayudando y que tengan metas claras a la que tender. Habrá que procurar un adecuado equilibrio entre libertad y responsabilidad. Si la responsabilidad crece se pueden ir concediendo puntos de libertad.

En la adolescencia se debe seguir exigiendo igual que en otras etapas de la vida, pero la forma de decir las cosas debe cambiar. Se tratará de buscar su colaboración para hacer lo que tiene que hacer, pero no de una forma imperativa. Vamos a conseguir más diciéndole que ayude a realizar una tarea concreta o que no se olvide de terminar los deberes que utilizando el “ordeno y mando”.

Por último, no debemos olvidar dar las razones y poner cariño y paciencia a la hora de exigir. En contra de la opinión actual, nadie se traumatiza porque le exijan: al contrario. Quien no se exige se convertirá en una marioneta incapaz de conseguir ninguna meta en su vida y se sentirá fracasado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario