30 abril, 2013

Treeking Familiar en Santiago de las Villas

Ayer, último domingo de abril, tocaba Treeking Familiar. Habíamos previsto hacer la ruta de las Brañas de Caldas, pero un tiempo inesperadamente inclemente nos hizo cambiar de destino. Y la decisión se mostró más que acertada. Nuestro destino final fue Santiago de las Villas, un pequeño pueblo muy cercano a Carrocera. Desde aquí parte un camino sencillo que podríamos situar entre los Calderones de Piedrasecha y la ruta del Fontañán. Todos ellos conocidos destinos.

Familias caminando en Santiago de las Villas
Poco después de iniciar la marcha encontramos nieve.
Llegamos al pueblo cuatro coches completando un total de 14 personas, entre ellos cuatro niños. Es una buena asistencia teniendo en cuenta que la previsión del tiempo daba frío y nevadas. Salimos del pueblo hacia en norte remontando el Río Torre, que en estos parajes es apenas un torrente. Al principio el día estaba soleado y el campo verde, pero al poco rato encontramos el campo cubierto de una fina capa de nieve. Además nos acompañó todo el día un viento no muy frío, pero si molesto.

Llegamos a un punto en que el camino está totalmente invadido por el río, que trae más agua de la habitual por las abundantes lluvias de las últimas semanas y el deshielo. Tenemos que cruzar entre grandes piedras. La mayoría consigue pasar sin mojarse, pero algunos se calan totalmente los pies. ¡Menos mal que hay gente previsora que lleva calcetines de repuesto!

Los chicos mientras tanto disfrutando de las circunstancias. Marcelo apalea todos los charcos que encuentra por el camino. En un rato de espera construyen un pequeño muñeco de nieve. También hay bolas de nieve que vuelan y trozos de hielo que se rompen.

El camino sigue, pero dada la climatología poco amigable, decidimos dar la vuelta y comer en un refugio de montaña, pequeño, pero bien equipado que habíamos visto a un lado del camino. Hay ¡hasta una chimenea! Recogemos un poco de leña y prendemos un fuego reconfortante. Algunos ponen botas y calcetines a secar. Al abrigo del refugio comemos. Unos dentro y otros fuera. Hace ya un rato que se ha puesto a nevar, no mucho, pero lo suficiente como para animarnos a una retirada.

Sobre las cuatro de la tarde llegamos a los coches. No ha dado mucho de sí la excursión, pero hemos disfrutado un rato del campo, del monte y de buena compañía. Esperemos que mayo nos traiga mejor tiempo.

Las mejores fotos:

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