
Una vez en Geras emprendimos el camino hasta pasar por una hendidura entre dos enormes rocas al sur del pueblo. Desde allí ascendemos por un camino empedrado que acompaña a un arroyo entre hayas, fresnos y paleras que salpican el paisaje.
Al cabo de un rato de camino el valle se abre en praderas verdes con caballos y vacas. A partir de aquí el sendero se pone más pindio y se hace más difícil la ascensión. Eso sí, a Samuel hay que mandarle parar porque se nos pierde por delante. Nos vamos acercando a la cumbre del Pedroso.
A eso de las tres, a pesar de estar muy cerca de la cumbre, decidimos parar a comer. Un breve descanso y retomamos la ascensión. En quince minutos todos estamos en la cumbre del Cerro Pedroso, de 1.915 metros. Desde allí la vista es espectacular: al oeste el pantano de Luna y la autopista; al norte Peña Ubiña y el puente atirantado de la autopista, más lejos Las Tres Marías, el pantano de Casares y muchas montañas.
En el buzón encontramos una libreta donde cada montañero deja sus mensaje. Samuel se encarga de dejar el nuestro. Dejamos nuestra tarjeta de cumbres y recogemos la anterior. Comprobamos con asombro que uno de los que llegaron aquí el día 13 de junio es Juan y tiene siete años. ¡Ese sí que es un joven montañero! En flickr puedes ver las mejores fotos de la excursión.
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