En pleno partido el viernes |
A media tarde nos acercamos hasta El Llendón y nos aposentamos. Ya casi era de noche. Antes de la cena nos dedicamos a jugar. Después de la cena bajamos hasta Playa España y allí, sin peligro ninguno, encendimos una hoguera. Alrededor de la hoguera contamos historias emocionantes.
A la hora de dormir Houston quiso contarnos otra historia, pero todos nos quedamos dormidos. El deporte y el mar dan mucho sueño.
La mayor parte de los participantes en El Llendón |
Al día siguiente amaneció cubierto de nubes y con el suelo algo mojado por algo de lluvia nocturna. Después de asistir a misa y de desayunar jugamos en el jardín a bandera y a polis y cacos. Aunque seguían las nubes, el tiempo mejoró un poco, así que volvimos a la playa de Rodiles. Esta vez montamos un campo de vóley. Algunos, menos deportistas, se dedicaron a la investigación hidráulica en la arena de la playa. Todos los deportistas se bañaron de nuevo. El asunto tiene mérito, era ¡uno de noviembre en el mar Cantábrico!
Regresamos a El Llendón para comer en un sitio calentito, pues el día estaba algo fresco para estar parado. Después de la comida más deporte: un magnífico partido de fútbol-sala. A eso de las cinco de la tarde llegó, por fin, otro grupo de chicos del Club Tempero de Valladolid. Inmediatamente fueron desafiados a un partido de fútbol-sala. Hay que tener en cuenta que en Anciles contamos con magníficos futbolistas, algunos juegan en el Atlético Reino de León. Destacaron especialmente Edu, que estaba en todas partes, Iker, gran portero y jugador, José y Raúl. A pesar de que ellos eran mayores, les ganamos con claridad.
Una parada de Edu, antes de jugar contra los de Tempero |
Después, ya con cierto retraso, nos tocó recoger todo y regresar a León. Todavía nos quedaba el domingo para descansar de tanto deporte y estudiar lo necesario para la semana de clases que empieza. Más fotos en flickr.
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