
Finalmente, el lunes 14 viajamos a Sidney en minibús, un viajecito de casi mil kilómetros. Allí nos esperaban las actividades específicas de la Jornada Mundial: Misa de inauguración, llegada del Papa en barco, Via Crucis vivo, Peregrinación, Adoración, Misa de los españoles con sus obispos, Vigilia y festival el sábado, y gran Misa final el domingo por la mañana. Lo que más nos llamaba la atención fue la gran cantidad de jóvenes llegados de todos los puntos de la Tierra (teniendo en cuenta lo lejos que queda Australia de casi todo el mundo). Muchas banderas (vimos también la de León), mucha alegría, canciones, risas, saludos, conversaciones.
En cuanto al contenido, prefiero no estropear lo que dijo el Papa cuando podéis leerlo muy fácilmente por internet. Nos habló de esperanza, de ser testigos del Evangelio, de hacer mucho apostolado con nuestros amigos, de ser felices... la verdad es que todo lo que nos decía era muy animante. Y verse rodeado de tanta gente joven con los mismos ideales daba más alas que el Red Bull.
Cuando llegamos de vuelta a León después de dos días de viaje, todo nos parecía un sueño... muy real. ¡Y mucha atención!, que la próxima será en Madrid en 2011. ¡Allí estaremos!
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